En Cuba existe un complejo genérico (Danilo Orozco dixit) que agrupa estilos denominados puntos guajiros, pueden ser libres (cuando durante las letras cantadas no existe un compás definido), fijo (cuando el compás es estable tanto en las letras como en los interludios instrumentales) y cruzado (cuando los dos tipos de compases que constituyen la métrica del punto se superponen). El metro que se usa en el punto se corresponde con el conocido como compás de peteneras (la amalgama de un 6/8 con un 3/4), métrica que encontramos en la música histórica española (zarabandas y jácaras) y en el flamenco con el correspondiente desplazamiento de acentos (soleá, cantiñas). Lejos de querer ponernos pesados hoy traemos al blog una serie de noticias sobre el 'punto de la Vana' tal y como lo denomina Borrow en 1862, cuando escribe que su hija Henrietta tocaba la guitarra mientas el mismo George lo cantaba sobre la 'melodía mulata' que lo caracteriza.
Dos décadas antes en un folletín titulado Palos de ciego, editado en Madrid en 1845, aparece el punto de La Habana junto al romance de Gerineldo o un aria de difuntos. Fue el punto el antecedente más claro de lo que hoy conocemos como guajira, compás alterno, modo mayor aroma antillano. Siempre he defendido la ligazón entre la guajira y la seguiriya, en aire y compás. Pero esto es harina de otro costal, seguiremos informando.
Sobre la atención que llamaba el voluptuoso ritmo que acompaña el punto, he aquí una comparación 'Cien sonetos, políticos, filosóficos, biográficos, amorosos, tristes y Escrito por Manuel del Palacio editados en 1870.
En el Viaje a la Argelia de Manuel Malo de Molina, editado en 1852 vuelve a aparecer el punto de La Habana como una canción semejante a las seguidillas, a la negrita entre otros. Este libro hace una comparativa entre las música árabes y las españolas, indicando las similitudes entre estilos como el fandango y los cantos de rondar.
El punto de La Habana se halla en nuestras bibliotecas por lo menos desde los años veinte del XIX, tal y como reporta el nº 217 la Revista iberoamericana de 2006. En la imprenta gaditana de Pedro García ya aparecen las décimas nuevas para cantar por el punto de la Habana, los pliegos de cordel que tanta fama tuvieron durante todo el siglo XIX. Estas son solo algunas perlas de las muchas menciones que hemos encontrado acerca de este género cubano y andaluz que sirvió de base métrica y armónica (y melódica) a más de un estilo flamenco. Disculpas por la escasa frecuencia de las entradas pero el verano madrileño no nos deja ser más constantes. Saludos
lunes, 29 de agosto de 2011
martes, 16 de agosto de 2011
Así pasen 170 años
La noticia que traemos hoy se refiere de nuevo a Trinidad Huertas y al tratamiento que por lo visto desde siempre han tenido los artistas españoles entre sus paisanos. Sin duda el refrán 'nadie es profeta en su tierra' es de por aquí. 'El Tío Camorra, periódico político y de trueno, la verdad por boca de cotorra que no es lo mismo que por boca de ganso' del día 15 de septiembre de 1847 hace hincapié en cómo no se acepta a Huertas por español mientras se aplaude a los 'inis' que llenaban los teatros. Ya lo decía la tonadilla de Blas de Laserna: La operista y el cómico, de 1784: ‘Yo he visto venir a España operistas sin zapatos, y después se ha vuelto a Italia con un coche de caballos.’ La desgracia del guitarrista valenciano fue no llamarse Huertini y poder ser entonces comparado con el mismo Paganini. Las seguidillas rasgueadas y el punto de La Habana también se incluyen en su repertorio. Pronto informaremos más sobre el tan traído y llevado punto de la Habana, vulgo guajira.
miércoles, 10 de agosto de 2011
La guitarra se viste de luto
Nos ha dejado Moraito, se nos va el sabor, se nos fue el aire, se murió el compás. Descansa en paz Manuel, eras uno de los mejores, como artista y persona, nos hemos vuelto a quedar huerfanitos. Nunca jamás te olvidaremos, nos queda tu obra, tu música y tu hijo Diego.
miércoles, 3 de agosto de 2011
Huertas no fue catedrático de guitarra
La entrada que traemos hoy está dedicada a un cáncer que se extiende entre los responsables de diseñar las enseñanzas musicales en España. Los conservatorios viven de espaldas a la música de tradición oral. Aun recuerdo a aquel que afirmaba 'mientras yo dirija este centro el flamenco no entrará aquí'. El flamenco está divorciado de las enseñanzas musicales (con las excepciones de Córdoba, Sevilla, Jerez y pocos lugares más). Es inaudito que se crea aun hoy que el flamenco no se aprende, pues ya me dirán como logró Chacón hacer sus creaciones, no creo que fuese por obra del Espíritu Santo.
El cronista del diario madrileño La Discusión protesta el 31 de marzo de 1857 y se muestra muy cabreado tras conocer que no se concederá una cátedra de guitarra a Trinidad Huertas tras la reforma de 1857. Lean la noticia, no tiene desperdicio.
El Conservatorio de Madrid fue creado en 1830 (La Gaceta 23/6/1830) a instancias de la reina María Cristina. Tras profundas crisis económicas en 1857 se modifica el reglamento y se traslada la sede al Teatro Real, inaugurado en 1850. La reforma se inscribía dentro de la conocida como Ley Moyano que establecía la escolarización obligatoria hasta los 14 años. El 9 de septiembre de 1857 se aprueban dos reglamentos firmados por Novedal (carlista fundador del Partido Católico Nacional) y Salaverría. El segundo de estos Reglamentos que fue el definitivo, estableció la división de las enseñanzas musicales en estudios superiores y estudios de aplicación.
El no contar con Huertas suponemos que se debió a que la guitarra no era digna de aparecer entre las asignaturas que ofrecía el conservatorio. Debieron pasar ochenta años. Hasta enero de 1936 no hubo guitarra en los conservatorios. Regino Sáinz de la Maza sería el primer catedrático de guitarra en el Conservatorio de Madrid. Hoy, en 2011, sigue sin estar la guitarra flamenca (la más clásica de las guitarra españolas) en el iReal Conservatorio de Atocha. Pesadilla de país.
Más información sobre las cátedras de guitarra en España: http://guitarra.artepulsado.com/foros/showthread.php?15170-Profesores-de-guitarra-en-el-conservatorio-de-Madrid-a%F1os-50-70