El relato no omite los detalles más macabros. El robo a la dueña de la pensión parece ser el móvil. El sospechoso y su amigo tendrán ante sí dos semanas en prisión. Los desmentidos se suceden, los acusados se defienden.
Interviene un tocayo de uno de uno de ellos, 'agente de ésta corte', a fin de que no se le confunda con el presunto. Por fin el día 8 de enero se pone en libertad a los dos acusados. Del 24 al 8, las Navidades de su vida, qué bonito.
Al día siguiente, el día 9, en La Correspondencia Española se notifica la prisión del guitarrista Paquirri junto a cinco personas más, entre ellos una pareja de ¡negros! y la Farfana, quizás pariente de Farfán el flamenco maestro de ceremonias en Madrid en 1853.
Probablemente fueron llevados a la prisión del Saladero, famosa por sus 'comodidades' en 1862. Ya no volvemos a saber de ellos hasta cinco meses después.
Cómo pudo verse envuelto Paquirri en tales circunstancias es algo que no hemos podido averiguar, seguiremos investigando.
Sugerente el dato de haber sido preso junto a la Farfana, una negra y un negro. Qué hacía Paquirri con ellos, qué podría hacer sino cantar, tocar y bailar ¿Qué más podría haber hecho un gaditano de 25 años superdotado para los cantos andaluces? Qué pena, el pobre Paquirri acusado de un crimen terrible, imperdonable. Próximamente conoceremos el desenlace de esta pedacito de la 'historia trágica del flamenco'.