lunes, 29 de agosto de 2011

Del Punto de La Habana

En Cuba existe un complejo genérico (Danilo Orozco dixit) que agrupa estilos denominados puntos guajiros, pueden ser libres (cuando durante las letras cantadas no existe un compás definido), fijo (cuando el compás es estable tanto en las letras como en los interludios instrumentales) y cruzado (cuando los dos tipos de compases que constituyen la métrica del punto se superponen). El metro que se usa en el punto se corresponde con el conocido como compás de peteneras (la amalgama de un 6/8 con un 3/4), métrica que encontramos en la música histórica española (zarabandas y jácaras) y en el flamenco con el correspondiente desplazamiento de acentos (soleá, cantiñas). Lejos de querer ponernos pesados hoy traemos al blog una serie de noticias sobre el 'punto de la Vana' tal y como lo denomina Borrow en 1862, cuando escribe que su hija Henrietta tocaba la guitarra mientas el mismo George lo cantaba sobre la 'melodía mulata' que lo caracteriza.
Dos décadas antes en un folletín titulado Palos de ciego, editado en Madrid en 1845, aparece el punto de La Habana junto al romance de Gerineldo o un aria de difuntos. Fue el punto el antecedente más claro de lo que hoy conocemos como guajira, compás alterno, modo mayor aroma antillano. Siempre he defendido la ligazón entre la guajira y la seguiriya, en aire y compás. Pero esto es harina de otro costal, seguiremos informando.
Sobre la atención que llamaba el voluptuoso ritmo que acompaña el punto, he aquí una comparación 'Cien sonetos, políticos, filosóficos, biográficos, amorosos, tristes y Escrito por Manuel del Palacio editados en 1870.
En el Viaje a la Argelia de Manuel Malo de Molina, editado en 1852 vuelve a aparecer el punto de La Habana como una canción semejante a las seguidillas, a la negrita entre otros. Este libro hace una comparativa entre las música árabes y las españolas, indicando las  similitudes entre estilos como el fandango y los cantos de rondar.
El punto de La Habana se halla en nuestras bibliotecas por lo menos desde los años veinte del XIX, tal y como reporta el nº 217 la Revista iberoamericana de 2006. En la imprenta gaditana de Pedro García ya aparecen las décimas nuevas para cantar por el punto de la Habana, los pliegos de cordel que tanta fama tuvieron durante todo el siglo XIX. Estas son solo algunas perlas de las muchas menciones que hemos encontrado acerca de este género cubano y andaluz que sirvió de base métrica y armónica (y melódica) a más de un estilo flamenco. Disculpas por la escasa frecuencia de las entradas pero el verano madrileño no nos deja ser más constantes. Saludos