jueves, 28 de junio de 2012

Serenatas y cantes de rondar, rondeñas. 1839

Volvemos con el tema de si la denominación rondeña para el cante que se practica a lo flamenco desde los primerísimos tiempos del género proviene de Ronda o de rondar. Aquí y aquí ya entramos en esta cuestión, y hoy añadimos un relato firmado por J. M. de Andueza, redactado en La Habana en 1839 bajo el título La Serenata, el primero de una serie titulada Costumbres de Andalucía que apareció en el Semanario Pintoresco Español el 31 de marzo de 1839. En el texto, en verso, se aprecian muchos detalles de los 'flamencos de Cádiz' Juanillo y El Chario. La serenata va por Lucía, vecina de la Mirandilla (junto a Matadero de Santa María, cuna de primerísimos espadas del cante) quien llama gachón a su Juanillo, tal y como se solía hacer durante la segunda mitad del siglo XVIII, cuando gachón y gachona definían majeza, garbo y sal de tintes gitanescos. Las vueltas que el mundo da. Nunca se nombra lo gitano pero las descripciones son suficientemente elocuentes, así como la vestimenta 'a lo Planeta' del serenatero.


Estos son los versos que nos inclinan a pensar, una vez más, que la denominación de rondeña se refiere a los cantos de ronda que se practicaron en las serenatas a partir de los primeros años del XIX.


En el video de Youtube que acompaña esta entrada escuchamos un pregón con claros tintes de toná (hoy por bulerías: Por la calle abajito) muy bien cantado. Ya Guillermo Castro nos ha hablado sobre la relación entre las tonás y los cantos de labor, aquí otro ejemplo de cómo se ha manipulado la historia del flamenco. El folclore español está plagado de melodías melismáticas y jondas, que cuando son interpretadas por derecho revelan su estirpe manchega en este caso y flamencona.