Antes de nada pido disculpas por el lenguaje técnico pero este es un mensaje para todos los estudiosos de la música flamenca, que cada vez son más y mejor preparados.
Quisiera reivindicar el nombre de Modo Flamenco para el sistema tonal sobre el que se acompañan a la guitarra muchos de los estilos principales del cante flamenco. Llamarlo frigio por analogía con la escala medieval, por la cadencia así llamada y su utilidad en la música desde el barroco, aunque siempre como cadencia, no es justo. Otros lo llaman escala frigia armónica, frigio dominante (sol#), hasta frigio mayorizado le dicen a la cosota. Cualquier cosa menos Flamenco, que es la música que lo utiliza casi de forma exclusiva, con sus préstamos a la copla, carnaval y música popular andaluza en general.
Creo que es de justicia que comencemos a denominar al modo armónico que acompaña soleares, seguiriyas, tientos... como MODO FLAMENCO. Si seguimos llamándolo frigio ¿por qué no llamamos jónico al mayor y eólico al menor? El modo flamenco es un sistema armónico perfectamente estructurado que se vale de las funciones del mayor y el menor, padres de la criatura, como sostén del discurso melódico.
Tiene su tónica, MI (por arriba), antigua dominante del menor que decidió imponerse a su tónica natural, el acorde de la menor.
El segundo grado, FA, cuyo mando en plaza merece el nombre de dominante del modo flamenco, subdominante que es del relativo mayor, llave en el final del fandango cantable (mayor) para cadenciar al modo flamenco. También es sexto del menor, potencial que suele explotar como dominante del sistema tonal flamenco.
El SOL y su doble función de tercer grado del modo flamenco, y dominante mayor de DO, nada menos, imprescindible contraste para el cante por soleá.
El LA, grado de reposo tras la salida de muchos cantes, fue el antiguo patriarca, tónica que se vio relegada al cuarto grado por los flamencos, poniendo al MI en el trono.
El SI, que a pesar de ser el tenor del modo frigio, en el flamenco no es muy bien recibido, si no es, alterado, para modular al modo mayor.
El DO, sexto grado del modo flamenco y tónica de su relativo mayor. Sin el acorde de DO mayor el modo flamenco no sería el mismo, viene a ser una suerte de supertónica flamenca. Es además la tónica del modo mayor en el fandango cantable. Todo en el flamenco gira en torno a Mi, Fa y Do
El RE, séptimo grado que suele sustituir a FA, el acorde que define el colorido de la tonalidad flamenca.
Me pregunto por qué en las grabaciones antiguas de cante flamenco, los guitarristas, si están tocando en el modo flamenco, rematan siempre en el mayor. Ya hablé aquí de la querencia al mayor de la guitarra flamenca. Indicio que vendría a abundar en la idea de que el modo flamenco está hecho a la medida de una música a fin de asignarle un sello exclusivo, propiciado por la tendencia a cadenciar en la dominante del menor dibujando la llamada cadencia andaluza, que encontramos en jácaras o fandangos bailables.
Los polos, zorongos, oles y otros jaleos configurarán la relación de gravitación imprescindible en todo sistema tonal, que no modal, el Modo Flamenco.
Ojalá mis compañeros secunden la idea, he leído al amigo Claude Worms y se refiere a él como modo flamenco. Sin complejos, por los que lo diseñaron, los Murcianos, Huertas, Arcas y Patiños, para servir al cante y a usted.
domingo, 30 de marzo de 2014
martes, 25 de marzo de 2014
Diario del Carnaval 2014
Tal y como hice un mes atrás publicando los artículos que aparecieron en el Diario del Carnaval (Diario de Cádiz) en el carnaval de 2013, hago lo propio con los artículos del carnaval del presente año 2014. Ahí van
Flamenco y Carnaval
Descubrí la grandeza musical del carnaval a través del
flamenco, de los tanguillos de Pericón a Casilda
de Paco de Lucía. Y de ahí a Los Titi, de sopetón, ¡zas!. A medida que he ido
aprendiendo cómo se las ingenian los autores comprendo mejor cómo de flamenco
es el carnaval y cuánto de carnaval hay en el flamenco. El tema tiene miga.
Además del tanguillo los autores componen en cuatro
estilos flamencos, tangos, alegrías, bulerías y rumbas. En verdad todos los
palos han sido metidos en el repertorio de carnaval pero esos son los
preferidos. Aunque teniendo en cuenta que los cuatro tienen en Cádiz su cuna,
lo que hacen entonces los autores no es tomar prestado el flamenco sino tocar y
cantar su propia música, la que los flamencos supieron adaptar para hacer de
una canción un cante.
Las bulerías en Cádiz usan los tres modos del toque
(mayor, menor y el flamenco modo de mi), de ahí que vivan coleando en las
letras del carnaval como mojarritas en Caleta. Las rumbas, que se obtienen
desdoblando el aire del tanguillo, entran y salen cuando quieren, sobre todo en
el popurrí. ¿Y las alegrías? La sal de Cai campa por sus respetos también en
carnaval. Sin olvidar que siempre hay alguien presto a lanzar sus ayeos al
teatro.
Los tangos flamencos ya son otro cantar. Los tanguillos
tienen mando en plaza y si una agrupación toca por tangos en vez de por
tanguillos suele tener un motivo. O no.
¿Y del carnaval en el flamenco? Es bien conocido, muchos
lo han practicado, algunos grandes, y aun los hay. Vargas y Pericón, Chano y
nuestra Mariana, de Cádiz, que como bien dijo Javi Osuna es ‘cuna de dos
cantes’.
Tanguillo por fiesta
Recuerdo no hace muchos años que un coro cerraba su
actuación en el teatro con uno de sus componentes marcándose una pataita. Lo
veía por televisión, sin sonido, y creí que bailaba por bulerías. Le di voz y
me sorprendió escuchar tanguillos. Los había visto bailar de escuela,
preciosos, pero nunca así. El tanguillo por fiesta dije. Sé que en el flamenco
por fiesta son las bulerías (y también está el cante por siesta) pero nunca
había visto el tango de Cádiz así bailado.
Los desplantes me parecieron flamenquísimos, y me
pregunté ¿Cómo es que los flamencos no bailan por tanguillos? En verdad hoy es
un estilo desterrado del baile, y más aun del baile de hombre. Aunque el aire
del zapateado fuera desde siempre el tanguillo los flamencos ya no lo bailan,
solo los guitarristas en sus composiciones.
Los pasos y los típicos desplantes derraman la sal de
Cádiz. En verdad tiene todos los ingredientes para con ellos construir una
excelente coreografía. Pero ahí se quedó, en baile de academia, en precioso
folclore. A lo mejor se debe a la corriente dominante del flamenco que quiere
ver la esencia en clave seria, y la gracia del tanguillo no cuadra, cuando el
flamenco en verdad desprende tanto alegrías como soledades.
Las chuflas gaditanas, que en la primera década del siglo
XX se llamaron bulerías, pudieron tener dos vertientes, una en compás ternario,
la bulería, y otra en binario, el tanguillo. Animo desde aquí a los buenos
bailaores que tiene Cádiz para que lleven los tanguillos al nivel artístico que
sólo ellos pueden lograr. Tienen una gracia exquisita y no podemos dejarlos
sólo como reliquia.
Palmas en el Falla
En el Falla el público tiene también su momento de
gloria, sobre todo los habitantes del paraíso, con ocurrencias marca de la casa
sin las que el concurso no sería el mismo. Aunque para escuchar una notable
haya que soportar veinte flojas. Son los ‘animadores de paraíso’.
El ‘Y quien no diga ole’ de María ha dado para mucho, ha
pegado también ¡la que estás formando…! Pero el público desde siempre se
expresa, cómo no, con las palmas, y ahí también hay modalidades.
Se escuchan dos modelos principales, las clásicas
bulerías, y otras sobre la clave del son cubano, palmas éstas de expectación,
las toca el público antes de comenzar, impaciente por escuchar. Las bulerías se
reservan para el final, de la actuación o de un número, como jaleo sincero a la
buena labor de una agrupación. La guasa surge cuando se invierten estos
patrones.
Desconozco desde cuando se dan palmas por son cubano en
el Falla. Si mal no recuerdo fue allá por el 2005 cuando el teatro comenzó a
jalear con esa clave, que si desplaza el tercer tiempo entra de lleno en la
rumba guaguancó.
La clave es la llave de un género determinado, la que
conduce, el gps de la música. La de son funciona como patrón de diferentes
estilos, entre ellos el tango de Cádiz, que también se abre y cierra con esa
llave, muchas agrupaciones la utilizan. En ese sentido está más que justificado
su uso, no en vano es para compás binario.
Pero no, cuando un grupo merece el aplauso Cádiz le toca
por bulerías. Es la flor del jaleo, santo y seña de una cultura milenaria al
son ternario, aquí si, del tres por cuatro, el del pasodoble de Los Gallitos.
iCuplé / iPasodoble
La música del carnaval dispone de un centenar largo de
motivos melódicos que, organizados de forma más o menos original, sirven para
construir un repertorio. Los hay que suenan a la Viña, los hay de inicio y de
remate, para el trío, progresiones de coro en todos los tonos, de pito de
carnaval para mantener el punto de sal, los hay que suenan a un autor
determinado, a veces repertorios enteros. Son motivos, generalmente breves, que
oigas donde los oigas huelen a Cádiz.
Si al escuchar un pasodoble nos viene a la cabeza otro es
que comparten patrón, el autor lo ha tomado, consciente o no, de otro. Algunos
se han afianzado de tal forma que hay grupos, sobre todo en la calle, que
vuelcan toda su inspiración en las letras y hacen la música con un puñado de
esos motivos.
En verdad todo está inventado. La música, como la energía,
ni se crea ni se destruye sino que se transforma. Aunque siempre hay quien
modela de tal forma un patrón que lo renueva, lo actualiza. Lo han hecho los
grandes. Hoy, entre otros, el Selu, que los reinventa, dotando de herramientas
a los que vienen detrás, o Juan Romero ‘Caracol’ que modela su estilo cada año
para Guatifó en base a unos patrones que son ya marca de la casa. Por citar dos
de mis preferidos.
Con tanta gente que conoce de memoria repertorios enteros no
estaría mal, si no lo han hecho ya, que alguien descifrase esos patrones y
diseñara aplicaciones para móvil y tableta del tipo hágalo usted mismo. Podría llamarlas iCuplé y otra iPasodoble. En
el pop es el pan nuestro de cada día gracias sobre todo a popá Lennon y
McCartney.
Gran Jefe Paco por
tanguillos
En recuerdo del maestro de maestros, el Gran Jefe de los
flamencos, repasamos su obra por tanguillos.
Aunque en 1965 ya graba Tango de las Viejas Ricas junto
a Ricardo Modrego, es en 1987 cuando Paco de Lucía registra la obra maestra para
guitarra flamenca por tanguillos, concentrado de esencias gaditanas que tituló
con el nombre de su hija, y el de su primera mujer, Casilda.
La renovada
rítmica de Casilda marcó para siempre
el tanguillo flamenco, con
el cajón de Rubem Dantas, y muchos guitarristas se basaron en el nuevo
aire propuesto por el genio para sus composiciones, compás que Paco ya había
testado en 1983 junto a quien fue su gran fuente de inspiración,
Camarón, en el Romance de la Luna. En 1991, para el último
disco de José Monge, graban Una
rosa pa tu pelo, donde un coro por tanguillos llora: Qué pena y dolor… recordando a otro grande,
Caracol. Por fin en 1993 una versión de Casilda aparece en vivo bajo el título Peroche.
La guitarra flamenca actual se basa en la música
de aquel chiquito que se hizo un gigante, nadie puede escapar al influjo de su
toque prodigioso. Hoy lloramos a un
artista que entregó la vida al flamenco, paseándolo por todo el mundo durante
cincuenta años ante millones de personas. La labor como embajador español
que ha desempeñado ha valido más que la de cien ministros de
exteriores.
Ahora José ya tiene con él a su ídolo,
y Enrique. Mariana seguro que está como loca ¿Y Chano? Hoy al
despertarme he escuchado al Cojo Peroche con Pericón, Beni y Espeleta
cantando emocionados desde el cielo, el estribillo era ¡porque
lo-di-ce-Pe-pe-Trolaaa! Que verdad es.
Asín debiera ser
En tiempos de
Mozart nadie hubiera dado un duro por una portuguesa tocando su música, dos siglos después Maria Joao Pires es, entiendo yo,
quien
mejor transmite el espíritu de sus
sonatas para piano. Miles Davis no dudó en poner al blanquito Bill
Evans a tocar con él, y hoy el
jazz vive como pez en el agua en todo el mundo, miren sino a Jorge Pardo,
premio europeo de jazz. No imagino que diría
Ramón Montoya si
escuchase ahora a los japoneses tocando guitarra. El arte es lo que tiene.
Desde
los primeros años del carnaval
grupos no gaditanos vienen haciendo sus pinitos en la fiesta con mejor o peor
suerte. Llama la atención que
generalmente traigan repertorios tradicionales, por lo visto en Cádiz se innova y fuera se conserva, y
si alguien llega aportando frescura no suele lanzar lejos, se queda en las
olas.
Me
gusta escuchar agrupaciones de otros lugares tratar con esmero la tradición, pasodobles en tres por cuatro o
cuplés de corte clásico, quizá no muy
brillantes pero sí perfectamente
construidos, formalmente impecables. Algunas logran sonrojar a más de uno con su estilo a lo gaditano.
El arte del
carnaval es también de ellos,
nada volverá a
ser como antes, y en el futuro surgirán
grupos recreando los de Alba, Martín
o Selu, interpretando su repertorio como música
clásica que es, o
acabará siendo.
Las llamadas Tribute bands suelen ser fieles al original, ahí están los recreadores de Génesis o de Beatles. Ya se ha hecho
con otros grandes y algún día se hará con Los
Piratas, Araka La Kana, Capricho andaluz, Los Enteraos o Los Fantasmas, y sino
al tiempo.