viernes, 11 de abril de 2014

Café Silverio, Conservatorio de cante y baile flamenco


Es bien sabida la historia de cómo el empresario ruso Pauloski llegó a Madrid en 1893 buscando las mejores flamencas para llevarlas a los teatros de Moscú. Viene citado en varias fuentes. Se refieren a esta noticia publicada en algunos diarios en diciembre de ese año.

La Época 11/12/1893



Y buscando más datos sobre el tal Pauloski me encuentro con otro Pavlovsky, Isaac, que una década antes escribió un libro titulado Notas sobre la España contemporánea (1884-1885) donde los vehementes elogios al teatro español, especialmente el popular (es decir casi todo), y al flamenco, no pueden ser más acertados. Extraigo algunos fragmentos de los comentarios a la novela del ruso publicada por Ernesto Bark en La España moderna (Madrid 5-1891). En ellos se refiere, entre otras cosas de interés, al sevillano Café de Silverio como Conservatorio de cante y baile flamenco, y a la saneada industria teatral española, modelo que debieran imitar otras naciones. ¡Qué tiempos!




Eso es lo que fue el Salón de Silverio, un conservatorio. Buscaremos las atinadas consideraciones acerca de Silverio y su Café.


La España Moderna (Madrid) 5-1891

La fama del flamenco extendida de Moscú a San Francisco hacia 1889. Mientras, aquí seguimos escuchando las mismas mentiras una y otra vez sobre la historia del flamenco, ¿Hasta cuándo el engaño?