Caras y caretas, semanario de Buenos Aires, 16/6/1900 |
Si en el mes de junio los discos pertenecían al Gramofón, en noviembre, con idéntica publicidad, ya pertenecen al Rey del Son.
Caras y caretas, semanario de Buenos Aires, 24/11/1900 |
A saber cuántos cilindros de flamenco se derritieron, rompieron, sirvieron de juguete y hasta la gripe tuvieron. Anécdota imperdible la que rescató Alberto Rodríguez en su Flamenco de Papel de cuando Mochuelo grabó doce horas seguidas antes de que entrara en vigor su contrato con la casa Aramburu.
Recordemos que cada cilindro era copia única y los artistas repetían tantas veces los cantes como cilindros impresionaban, lo que nos lleva a que cada cilindro es único y siendo el flamenco tan cambiante no tenemos una guajira de Mochuelo sino tantas como se hayan conservado en cilindro, que aunque se trate del mismo cante las tomas son distintas. A no ser que grabaran con varios fonógrafos a la vez. A partir de 1898 el sistema pantográfico permite las copias mecánicas, que en España eran consideradas un fraude, ya que no eran originales. ¡Hombre, hasta ahí podíamos llegar!
Pero con el disco, amén de más resistente, se conseguía un negativo de la grabación con el que se imprimían las copias. Primero los monofaciales, después por las dos caras, el cilindro desapareció. Las campañas por el disco llegaron a que Caruso sólo grabara en disco para orientar al público hacia este sistema. Lo hizo por fomentar el progreso, aro aro.
Pero con el disco, amén de más resistente, se conseguía un negativo de la grabación con el que se imprimían las copias. Primero los monofaciales, después por las dos caras, el cilindro desapareció. Las campañas por el disco llegaron a que Caruso sólo grabara en disco para orientar al público hacia este sistema. Lo hizo por fomentar el progreso, aro aro.