En un álbum poético editado en 1848 (y ya rescatado en el blog de Antonio Barberán aquí) encontramos unas coplas bajo el título 'Un jaleo pobre' del poeta costumbrista Manuel de Santa Ana que puede ayudarnos a entender mejor cómo era las fiestas flamencas de aquellos años, entonces nominadas jaleos, en el gaditano barrio de la Viña.
A casa del zapatero rumboso Tío Crispín Becerro acuden Candelaria Meléndez, su gachón Victorio, Manuela Herrero y Manolo, Concha la malagueña, y el tocaor Curro el Sanguijuelas. Cantando rondeñas y bailando el sorongo, este baile de candil con guitarra y mosto acaba como el rosario de la aurora.