lunes, 11 de febrero de 2013

El tocador Huerta, sublime barbero

La noticia más antigua que hemos localizado del ilustre Paganini de la guitarra, como se le llamó en Europa, se remonta a 1823. Javier Suárez-Pajares y Robert Coldwell en su A. T. Huerta: Life and Works, sitúan su primer concierto en Londres en noviembre de ese año, sin embargo como se dice en el anuncio que rescatamos aquí el joven guitarrista de Orihuela venía de Londres y Lisboa y se encontraba en Madrid en abril de aquel año. En noviembre regresará a Londres.
Nacido con el siglo el joven Huerta era en 1823 un reconocido guitarrista. Recomendado por el mismísimo Rossini, al parecer cantó junto a Manuel García en el Barbero de Sevilla de Nueva York siendo un chaval. Algúnos artículos de la época comentan que se quedó sin voz tras una pulmonía y dedicó sus arte a la guitarra. Giró por toda América y Europa desde los años veinte, y fue maestro indiscutible de la guitarra romántica. Su figura de tocador que no de profesor, según la prensa, nos inclina a pensar en él como pionero de muchos de los recursos que después supo usar la guitarra flamenca. Con su toque logró ampliar los horizontes expresivos del instrumento, como 'sublime barbero' que fue (según Soriano Fuertes así lo definió su maestro Fernando Sor).


Diario de Madrid 6/4/1823

Ejerció ya entonces como profesor de guitarra ofreciendo clases que fueron anunciadas en el Diario de Madrid del 20 de mayo de 1823



Entre las muchas noticias que se hayan en la prensa histórica sobre Trinitario Huerta extraemos algunas publicadas con motivo de un concierto ofrecido en Madrid a finales de abril de 1835. En la madrileña Revista Española del 27 de abril se comentó lo siguiente




Y Huerta se marcha según supimos. Vuelve a paises extranjeros a buscar medio de existir que no encuentra en el suyo. Sin embargo Huerta es español, y español de gran habilidad. ¡Qué fatalidad es esta!... ¿Tan difícil es dar (como suele decirse) un pedazo de pan a un hombre hábil, que es nuestro compatriota, y que en su género no tiene rivales? ¿No perdimos a la Colbrán, a la Lorenza Correa, al distinguidísimo Manuel García, y a otros muchos que han tenido que pasear su mérito por extrañas tierras, y que han hecho honor en sillas a su olvidadizo país?... ¿Pero qué decimos? ¿Tiene el país la culpa? ¿Por qué se consiente que desaparezcan de nuestro suelo las habilidades que le honran? ¿Por qué? Que esto sucediese entonces... ¿Pero ahora?...

Así ocurrió también con Fernando Sor y Dionisio Aguado. De esto hace 178 años. Hoy sigue sin existir la cátedra de guitarra flamenca en el CSM de Madrid. ¡¡¡Socorro!!!

En el Correo de las damas del 28 de abril de 1835 por su parte apuntó




La misma Revista Española el 1 de mayo de 1835, y citando al Observador Malagueño, toca un tema que casi dos siglos después resulta interesante y en cualquier caso revelador.




El redactor del periódico, en desacuerdo con el malagueño, también da su interesante perspectiva


Revista Española 1 de mayo de 1835

El amigo Eduardo me ha animado con sus comentarios a una entrada de hace un año a preparar esta. Sigamos indagando en la historia de la guitarra flamenca y no desechemos a nadie a priori, y menos a un fenómeno como Trinidad Huertas, como potencial precursor del toque flamenco. Sin desmerecer por supuesto las aportaciones de Francisco Rodríguez 'El Murciano', maestro indiscutible del género precursor del toque flamenco. ¿Por qué un guitarrista como Huerta no puede serlo también? Reconozco que la imagen de la pre-historia oficial del flamenco diseñada por la Flamencología no concuerda con la figura del guitarrista de Orihuela.

El Eco del Comercio 16/6/1836

2 comentarios:

  1. Un artículo de los que hacen afición, sí señor, hoy conocemos a "tocadores" tan magníficos que ya casi que ni se aprecian las connotaciones peyorativas que le daba el cronista del Avisador Malagueño a la expresión -por cierto que también la palabra "cantador" las tenía antiguamente- entre eso y los epítetos de sublime barbero y Paganini de la guitarra nos hacemos a la idea de su encaje en la escena musical del siglo XIX. Lástima que naciera demasiado pronto para grabar, su talento como instrumentista debió de ser tan extraordinario que apenas queda patente en lo que dejó en papel pautado.

    Tocaba con las uñas en una época en que se recomendaban únicamente las yemas, realizaba vertiginosos picados (rapidez de las escalas de puntos picados, dice ahí) tenía un Fandango y en las fotos suyas vemos la tapa de la guitarra absolutamente arañada un poco más abajo de las cuerdas; sin duda era el guitarrista más "flamenco" de una época en que aún no había Flamenco. Su influencia debió de ser enorme y su vida lo bastante apasionante como para escribirse un libro, si Huertas fuera sobradamente conocido no estaría el terreno tan fértil para las fantasías de algunos... flamencólicos. Entre otros méritos fue el concertista que más y mejor divulgó la guitarra de 6 cuerdas ya que era yerno de un afamado luthier. Su éxito pulverizó la vieja guitarra de órdenes pares, todavía vigente en tratadistas contemporáneos suyos como Moretti. De no ser por Huertas la sonanta sería un instrumento reservado a los concertistas clásicos que, a falta de estudios académicos, aprendieron de los manuales de Sor y Aguado. Realizó giras, especialmente por Andalucía donde triunfó rotundamente, haciendo demostraciones -más que cursos de guitarra- porque en cada uno de sus conciertos hacía escala un par de meses en las capitales que visitaba.

    También vemos que se habla de sus variaciones sobre un himno a Riego, que finalmente dejó escrito en notación y es el famoso himno nacional republicano. Comparándolo con las demás posibles autorías, tantas veces adjudicadas y desmentidas por musicólogos muy célebres, nadie resiste la comparación con Huertas; para mí solamente pudo ser obra de D. Trinitario. La lástima es que su Fandango no lo conservamos ni siquiera en el frío testimonio de una partitura, por una serie de circunstancias da la impresión de que debió de ser muy parecido al de Murciano.

    Saludos, hoy he salido de mi olivar porque aquí es donde pertencen estos comentarios.

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  2. Gracias Anfitrión por este comentario. Siempre eres bien recibido por aquí. Solo puedo añadir que las variaciones sobre el fandango antiguo y moderno las conservamos, esparcidas en los toques de soleá y fandangos. Seguro que alguna de esas variaciones inspiraron a Arcas y a Patiño en sus respectivas soleares y rondeñas. Un saludo.

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