Son muchos los que se empeñan, al hablar de flamenco, en resaltar el aspecto racial. Para medios como la TV o la radio es su tema preferido, siempre lo sacan. Más y Prat lo zanja afirmando que: Y lo que admira más aun, es que, habiendo entre gitanos y gachos grandes diferencias y antagonismos, se haya unido de cierto modo el cantar andaluz al flamenco y tienda a confundirse con él más y más cada día (1886).
Cantares de mi tierra. La Ilustración Española y Americana 30/7/1886 |
*Artículo dedicado la obra Cantos populares españoles recogidos, ordenados e ilustrados por Francisco Rodríguez Marín
Muy interesante y muy razonable todo. Pero,¿que hacia Lazaro entonces?¿cante andaluz, cante gitano, la mezcla de ambos? ¿que aporto Silverio? Si no me enterado mal, en la llamada etapa de revalorizacion se busca recuperar el cante gitano, y nace una nueva escuela o linea estilistica. Entonces alguien sabe como era el cante gitano primigenio antes de que fuera flamenco?
ResponderEliminarDisculpa tanta preguntaera pero me resulta muy interesante todo esto.
Un saludo. Rufo.
Gracias por comentar Rufo, me alegra leerte por aquí. Creo que nunca sabremos qué cantaba Lázaro. Según las crónicas desde los años 20 hasta los cuarenta interpretaba 'canciones del género gitano', como Fco. Pardo el de la compañía de Dardalla. Silverio dotó al cante a partir de 1864 de un virtuosismo vocal y dominio de la técnica que ha hecho del flamenco lo que hoy es. El género gitano, como sabes, no tiene porque cantarlo un gitano. Si Lázaro lo era o no es, en mi opinión, lo de menos. En cuanto a la nueva escuela quiero decir que el cante ya estaba hecho, un rebujo de cantes gitanos y andaluces macerados durante siglos, el mairenismo los dotó de un acento más crudo que Antonio creía que podría ser el original. Pero ésto nunca lo sabremos, los cantes de Lázaro, Hidalgo, Fillo, Mellizo se quedaron flotando en el aire, sus seguidores creo que ya estaban demasiado mediatizados por Silverio.
EliminarUn saludo desde Conil y espero volver a leerte pronto.
Hola de nuevo Rufo, creo que lo que Mairena mamó ya estaba rebujado y poco podría hacer por desprenderse de la impronta que, por seguiriyas y soleá, le imprimió Silverio. Muy a su pesar. Hasta Torre estaría influido por Silverio. Nadie escapó de la sombra de aquel gigante. Lo mismo ocurre hoy con Paco, nadie, incluidos Manolo y Serranito, se libran de la influencia del de Algeciras.
ResponderEliminarSaludos
Gracias por tu amplia respuesta. Comparto tu opinion. Mairena queria rescatar y darle gran valor a esa linea estilistica de los Torre, Tomas, Mojama...pero como bien dices ya estarian influenciados por Silverio. Lo que no se realmente es que modifico Silverio del cante gitano, poco, diria yo, porque estaba muy respetado por grandes maestros gitanos (Molina, Gordo Viejo..)...Realmente siempre he pensao que el cante gitano primitivo no era tan crudo como.despues se hizo ver. Solo hay que ver cuando el Planeta riñe al Fillo por cantar brusco. La evolucion del cante es la que fue recrudeciendo el mismo.....que complicado es todo esto...pero a la vez interesante.
ResponderEliminarUn saludo.
Estoy totalmente de acuerdo. Nunca sabremos cómo cantaron Quintana y Silverio, aunque me temo que bien similar al estilo que va de Tomás a Chacón. Saludos Rufo y espero volverte a ver pronto por aquí.
ResponderEliminarMagnifico documento, Faustino. Silverio no era gitano, pero influyó y aportó muchísimo al cante jondo y parece que fue quien lo cantaba como nadie todos los palos, según los entendidos que le sobrevivieron.
ResponderEliminarMuy meritoria tu labor, hecha con exquisito buen gusto, de lo bueno, lo mejor.
¡¡¡ENHORABUENA!!!
Gracias Mari Carmen, tu antepasado fue sin duda un número uno, más allá de asuntos raciales que a ninguna parte llevan, asimiló perfectamente lo andaluz, lo romántico y edificó un arte mundial. De lo local a lo universal, ese es el difícil trecho que recorrió el italiano-andaluz-uruguayo-sevigaditano Silverio. Un saludo
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con todo lo que se dice aquí. En mi opinión, introducir el elemento racial, en cualquier manifestación artística, como elemento dictaminador de la mayor o menor calidad de la misma, me parece, con todos mis respetos, una temeridad y un acto, absolutamente, racista. Como todos sabemos, todo esto del gitanismo y lo gitano en el cante es un producto,basicamente, originado por el Romanticismo, que Demófilo, Lorca y el Mairenismo, entre otros, profundizaron convirtiéndolo en dogma. Y lo único que ha originado toda esta ideología ha sido enfrentamientos entre la afición, investigadores. La flamencología surgió con nula base científica y total rechazo e ignorancia de los sectores intelectuales y académicos de nuestro país, y empezó a construirse en torno a estas leyendas y mitos ,muy atrayentes, pero, a todas luces, ineficaces y contraproducentes. Gracias a esta nueva flamencología se está aportando algo de luz-estoy convencido que queda todo un mundo-en todo este entramado histórico/musical del cante. Gracias a Dios, los nuevos flamencógos se caracterizan por tener método y rigurosidad, y por proceder, algunos de ellos, del tan necesario para analizar el cante mundo de la músical. Un saludo desde Puente Genil y muchas gracias Faustino¡¡¡¡¡
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Me temo que es difícil a estas alturas contrarrestar algo tan extensamente establecido. La raza sigue siendo la vara de medirlo todo en el flamenco. A lo mejor el siglo que viene... saludos
ResponderEliminarEl "alarde fogoso y apasionado" y las "enérgicas imprecaciones desechadas por el melifluo Don Preciso" (recordemos sus negativos comentarios a la voz que "se sale de sus quicios", o algo así) parecen tener más que ver con ese hincapié en la expresión que Mairena detectó en los gitanos andaluces (o sea, que no lo pergeñó él solo), que el cante "suave" del polo del contrabandista de Manuel García, por ejemplo, tal y como lo podemos escuchar hoy, que sería tal vez más andaluz que gitano. Desde que Cervantes calificó "el cante" de su Preciosa como "loquesco y correntío", parece que estas son al menos parte de sus señas de identidad. Cuando hacia 1854/5 aparece el cante "a lo gitano" en las academias, todavía debía quedar mucho de él (ver p. 34 de ¿Se sabe algo? de J. L. Ortiz); si no fuera así, no se le distinguiría con esa expresión, que indica un estilo diferente. Tal vez Mairena no andaba descaminado del todo. Yo creo que aún pueden salir más documentos que aclaren esas "GRANDES diferencias y antagonismos. Por eso, te animo a que sigas buscando, como no podía ser menos. Muchísimas gracias por tu labor.
ResponderEliminarGracias por tu comentario Manu. Sin duda Mairena acertó rescatando cantes (y una forma de cantar) que llega al corazón como pocos. El camino andado era ya largo, él lo tuvo más fácil. Echaba mano de lo aprendido y le imprimía, como deben hacer todos, su propio eco, que ha quedado como modelo del cante gitano. Nunca sabremos como cantó Lázaro Quintana, pero mucho de loquesco y correntío sí que tendría. Para mí que se parecería a Manolo Vargas, por decir uno de mis preferidos. Un saludo
ResponderEliminarDesde la pág. 101 a la 107 del libro "La inmoralidad del teatro moderno", escrito por A. González en 1899 (muy fácil de localizar en la BNE tecleando el título en Google), el autor da una idea de cómo podría ser la música que se escuchaba en el teatro de su época: música violenta y sumamente rápida, ligera, atrevida, vertiginosa, que acumula muchas palabras en pocas notas, música rápida y alegre y pronunciando con precipitación palabras amorosas (que evoca las bulerías gaditanas y sus trabalenguas) etc. que luego califica de "gitanesca y titiritera" en la pág. 107, todo desde el punto de vista de la moral católica de la época. Estos comentarios podrían ir en relación con el que hizo Pastora Pavón en una entrevista de hacia 1960 (creo recordar que está en el blog de Alberto, Papeles Flamencos) sobre que la rapidez, no la lentitud, era la verdadera seña del cante gitano. Lo que no sabemos es si este "cante a lo gitano" estaba ya mezclado con el cante andaluz en los términos en que lo dice Mas i Prat en 1886, quien utiliza la expresión "cante gitano", señal de que estuvo diferenciado. Lástima que no lo podamos conocer ya. Un saludo.
ResponderEliminarHola Manu, no hay más que escuchar las seguiriyas en las grabaciones anteriores a 1920 y apreciar como la guitarra lleva el tiempo a doble velocidad que hoy, por no hablar de aquel compasazo de Carmen Amaya por bulerías. Payos y gitanos. Alguien quiso interpretar la pena como fuente de todos los dolores y obligó a parar el tiempo, a solemnizar una música que en su origen es de JALEO. Saludos
ResponderEliminarEntonces, tal vez esa parada del tiempo sea la mezcla, "el carácter medio" que tomaron ambos cantes, el gitano y el andaluz, a los que alude Mas i Prat. Las seguiriyas, las soleares y los tangos se habrían parado buscando aceptación por parte de cierto público, habidas cuentas de las críticas que suscitó la rapidez y violencia de la música "gitanesca" (desde su punto de vista, claro). En el libro de J. Blas Vega sobre Silverio se da cuenta de las críticas periodísticas a la actuación en el teatro de unos gitanos que hacían imitaciones jocosas de un oso, de una tonta etc. (creo que se llamaban Antonio Monge, Paquiro etc., cito de memoria, y que de nuevo Alberto bajó a Papeles flamencos, si mal no recuerdo); esas imitaciones se ven en un video de youtube de hace pocos años con bailaores jerezanos de cierta edad que imitan un cojo, a Charlot etc. por bulerías. Estas críticas son similares a las que sufrió "El tío Caniyitas" de Soriano Fuertes unos 30 años antes. Osea, que la cosa crítica partía desde los mismos orígenes del cante flamenco.
ResponderEliminarTal vez esto sea parte de la mixtificación de que habló Falla en los escritos que presentó al Concurso de Granada. Yo creo que la solemnidad viene de muy antiguo; no hay más que escuchar el canto gregoriano o el de la misa mozárabe (sería por tanto más bien paya o andaluza y casa muy bien con la moral católica de que trata A. González en 1899, que es la que echa de menos esa solemnidad), solemnidad muy similar a la de los martinetes, que por cierto Manuel García Matos sugirió que procedían de o eran muy similares a ciertos cantares de ronda y esquileo que localizó en Zamora y Cáceres, por supuesto de ritmo más vivo que las tonás a que supuestamente dieron lugar.
Sea como sea, el artículo de Mas i Prat tiene mucha miga y podría aclarar muchas cosas. Espero que bajes algo más de este interesante testigo de su época. Disculpa que me haya extendido tanto y muchísimas gracias. Un saludo