Gil Blas 9/5/1867 |
Desde los años cincuenta del XIX, cuando se estaba confeccionando el repertorio y aun no se había establecido el nombre de flamenco, a los seguidores de ese tipo de música y baile nuevo se les solía llamar aficionados al jaleo. No se referían en concreto al género musical, los jaleos, sino a la música que se jaleaba, principalmente con el jaleo máximo de los españoles, el ole. Olé que alargaban toreros como Juan Belmonte
Crónica 11/12/1932 |
Aguda, con acento en la é, para los extranjeros y aquí para el matador, olé; y llana, sin acento, para los flamencos, ole. Jaleo éste que marca el primer tiempo del compás, que al ser acéfalo, deja un silencio en la música para el jaleo. Y el olé, con anacrusa, más para guiris, con el acento en la é. Algo así como alá pero en gadita. La palabrita dio nombre a su vez a un estilo, el Ole (u Olé).
El Globo 3/9/1912 |
Durante la transición de lo bolero a lo flamenco el jaleo fue el punto de unión entre dos expresiones andaluzas de diferente talante pero parientes carnales. Todos empezaron al condimentar el antiguo bolero con esencias de jaleos.
Pepita Vargas en Teatro del Instituto. El Heraldo 19/9/1852 |
Como digo la expresión aficionados al jaleo parece referirse al grupo de primeros seguidores del género gitano, que acabaría llamándose flamenco.
La España 10/3/1850 |
Pepa Vargas, Nena Perea y Petra Cámara debieron ser las culpables, causando furor al adaptar el paso bolero al jaleado.
El Popular 28/3/1846 |
Los Ruiz, Pardo y Atané, nombres olvidados por la flamencología por no dar el perfil adecuado a algún personaje de su novela.
Eran las reinas, no cabe duda, las dueñas del jaleo macareno.
Pasó de denominar un género (el jaleado con expresiones tales como ¡ole! ¡agua! ¡arsa! ¡tomaketoma! ¡huye!, una forma de hacer música y baile que creó afición, y que hoy reconoceríamos como flamenco, primitivo pero flamenco), a referirse solo al estilo musical (cantiñas, soleares y otros jaleos). En 1880 lo encontramos junto a una de sus presuntas hijas, la soleá.
Ernesto García Ladevese, El Liberal 7/3/1880 |
Y todo esto se lo cuenta usted a un historiador del flamenco, especie en continua expansión, y muchos le dirán que no, que eso no era puro, que aquello no era flamenco de verdad, que es en la casa donde se hace mejor, al calor de la lumbre, con una botella de fino, papelucho de chicharrones, cucurucho de pescao, con mi Tato, mi Diego, mi Curro y mi Ané. ¡Nos ha jodío mayo!
Bonita entrada, maître. Aquellos jaleo y soleá del teatrito de la calle Taitbout tenían protagonistas, y de los güenos: La Parrala, La Cuenca y don Paco de Lucena… Un abrazo
ResponderEliminarGracias Monte. Me encanta lo de aficionados al jaleo. Menudas figuras en París, no saben na los franchutes. Un abrazo
EliminarSé de la dificultad, y también del agrado, de entresacar de antiguos periódicos, revistas o folletos toda clase datos y elementos que nos ayuden a entender más nuestro objeto de investigación. Este blog es el causante de que me haya interesado por las publicaciones del maestro Núñez que me han resultado sorprendentes y altamente iluminadoras. Mi acercamiento al mundo del flamenco es muy reciente y arrastraba los prejuicios de esos 'historiadores del flamenco'. Desde aquí expreso mi deuda con Faustino y no tengo por menos que felicitarle por tan extraordinaria labor de divulgación, que no de vulgarización, sobre el mundo flamenco.
ResponderEliminarTú lo has dicho, el agrado. Tardes enteras frente al ordenador buscando conexiones que nos ayuden a entender mejor como ocurrió todo lo referente al nacimiento del flamenco. Te agradezco mucho tus palabras Almanaque, son muy alentadoras, animan de verdad a seguir. Un abrazo
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