crónicas flamencas en la prensa de siglos pasados

crónicas flamencas en la prensa de siglos pasados

lunes, 31 de enero de 2011

1610 Isla y ciudad de Cádiz la SONORA

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En 1610 se publicó 'Grandezas y antigüedades de la isla y ciudad de Cádiz' escrito por Juan Bautista Suárez de Salazar, racionero en la Santa Iglesia de Cádiz. Contiene cuatro libros: 1. Las grandezas de Cádiz en particular, 2. Su escudo de armas es un Hércules con sus insignias, 3. Las ceremonias de Hércules gaditano, 4. Los dioses particulares que en Cádiz se adoran, las costumbres de los naturales, y la Religión en sus enterramientos.
El índice del primer libro es suficientemente esclarecedor de lo que fue la Tacita de Plata durante la época romana. Lo muestro aquí ya que en su contenido, además de otros hechos sobresalientes, resalta que fue llamada deshonesta, y lasciva por sus saraos y bayles. Por lo mesmo fue llamada sonora y juguetona.
Cádiz, los varios nombres que tuvo. Sus fundadores. Fue llamada Antigua, Feliz, y las más celebreada de las Islas del mundo. Fue más insigne que Sevilla. Patria ilustre. Muy nombrada de los Romanos. Muy insigne por la amistad que con ellos tuvo. Fue otra Roma en sus grandezas. Es raya y término de las tres partes del mundo, y de los dos mares, Océano y Mediterráneo. Está en medio del orbe, como corazón suyo. Escala de todas las navegaciones. Su sitio. Lo que dista del estrecho de Gibraltar. Y de las riberas de España. Lo que tenía y tiene de circunferencia. Es muy pequeña. Su forma. Teatro de ruynas. Consagrada a Hercules. Cadiz y Cartago fueron terminos del Imperio Romano. Es de muy saludable cielo y muy templada. Dixeron ser vltima tierra del mundo. Y que estaba de la otra parte del cielo. Que en ella descansaba el sol. En ella dixeron estar los campos Elysios. Es muy importante para la defensa de España. En ella tenían Cartagineses y Romanos toda su fuerza. De aquí salian sus empressas. Uvo siempre en ella grande fabrica de navíos. Quando recibio las costumbres Romanas. Tuvo grande numero de vecinos. Tiene todo lo que producen y crian casi todas las tierras del mundo. Es almazen de toda España y Nuevo Mundo. Su puerto es uno de los mejores que se conoce en el mundo. Entregose a los Romanos como cofederada y amiga. Ayudó en paz y guerra al pueblo Romano con todas sus fuerzas y riquezas. Fue llamada Fidelisima y Amicissima del pueblo Romano. Dio a Roma varones muy ilustres. Su blasón de armas. Preciaronse los Romanos de que Cádiz fuese término de su imperio. Fue llamada deshonesta, y lasciva por sus saraos y bayles. Por lo mesmo fue llamada sonora y juguetona. Tiene gran variedad de extranjeros.
Hoy con el ayuntamiento de Cádiz no. Dista mucho no ya de ser lo que fue, hace siglos que aquello paso a la historia, sino de que al menos sean recordadas sus grandezas como merecen. Saludos y gracias por seguir el blog.

domingo, 30 de enero de 2011

El Yin y el Yan del flamenco

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Anoche tuve la dicha de asistir a un concierto de primera. Arcángel con Miguel Ángel Cortés y Juan Moneo 'El Torta' con Diego del Morao. Dos caras de la misma moneda, el yin y el yan del cante y el toque. Inolvidable.
Ambas escuelas, y todas las que se encuentran en el camino entre una y otra, son nuestro mayor tesoro, y están más vivas que nunca. Infinitos matices que no hacen sino enriquecer uno de los géneros musicales más apreciados del mundo.








Hay que ver lo mucho que se habla de flamenco, que si los payos, que si los gitanos, y lo sencillo que resulta sin embargo apreciar su enorme valor. Supieron hacerlo más de trescientos holandeses. Aplaudiendo rabiosamente a los cantaores y guitarristas, eran conscientes de asistir a un momento mágico. Pa verlo.

domingo, 23 de enero de 2011

1829 Tango por un negro fingido

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Ya apunté en el libro sobre el preflamenco en el repertorio de tonadillas* que los papeles de gitanos, negro y moros, así como los de gallegos o vizcaínos, eran interpretados por los profesionales del género, cantando, tocando y bailando al modo correspondiente. Así creo que se gestó buena parte del repertorio flamenco, recreando tonadas, toques y bailes por los artistas especializados en el género. La noticia que traigo hoy apareció en el diario gaditano El Mercantil del 14 de diciembre de 1829, donde se hacía saber que en el Teatro de San Fernando '… se bailará el fandango; después una niña de 7 años bailará el zapateado y los panaderos; el Sr. Del Río ejecutará un papel en su parte de gracioso de negro fingido, cantando y bailando el tango del chorote'. Todo en un sainete nuevo titulado Un paso de comedia en casa de vecindad a las diez de noche buena. A estos artistas como Del Río debemos la adaptación del tango americano o tango de negros que devendría en los tangos a lo flamenco, los tientos, tanguillos y sus derivados. Un cantador de tangos que ataviado de negro recrea su papel, la historia del teatro breve español está llena de estos artistas que se dedicaron durante siglos a traducir en clave andaluza los bailes americanos, las tonadas de gitanos y los toques moriscos, contribuyendo a confeccionar el género musical que llamamos flamenco.
* Guía comentada de música y baile preflamencos, 1750-1808, Ed. Carena, Barcelona 2008

martes, 18 de enero de 2011

1840 Serenatas y cantes de rondar

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En un folletín que apareció en el diario gaditano El Tiempo en 1840 nos encontramos con algunas pistas sobre el flamenco de antaño. Corren los años que Silverio contaba diez añitos y ocho faltaban para que naciera El Mellizo. Ora aparece el moro gemidor, ora la voz chillona, la guitarra punteada o las boleras del Ay de mí, cómo no La Viña, el gallego del Corralón y el montañés, el baile de candil y el polo de Tobalo. El baile a compás de castañuelas, y las palmas, la caña 'fatigas me dan de muerte', el estrepitoso tango y... la paz entre los perros del barrio. Tiene miga, habría mucho que hablar al respective (que diría Manquiñas). Saludos y gracias por comentar. 
                                                Las Serenatas
Sucede sin embargo a las serenatas lo propio que acontece a todas las demás cosas de este mundo; la abundancia las abarata considerablemente, y todavía me acuerdo de que el anterior verano con aquello del convenio de Vergara no teníamos en Cádiz hora segura, a términos de que fuimos contados los que no participamos del honor de oír soplar un clarinete bajo nuestras humildes ventanas; es decir, que las serenatas, salva la comparación, son como los damascos; al principio es postre de gente rica, pero después no hay gallego del corralón que por seis maravedís no se harte a su placer de simiente de tercianas.
Pero no todas las músicas nocturnas hacen alarde de esta tendencia política que acabamos de hablar; haylas entre ellas de muy diferentes especias, si bien todas convienen en el principio de no dejar dormir al prójimo; principio por más señas altamente agresor y que se opone del modo más terminante al sosiego público. Enciérranse  en la primera de estas especies las músicas asestadas contra el sexo femenino, y de las que solemos participar, bien a pesar nuestro, los que componemos la porción varonil y antifilarmónica de la vecindad, no sin decirles allá con Góngora:

 Hay moro más gemidor
Que el eje de una carreta;
Pues no soy tu mora yo
No me quiebres la cabeza
La materia primera de esta clase de serenatas la constituye una guitarra primorosamente punteada, a la que se une de vez en cuando tal cual voz atiplada y chillona… y que si a dicha no llegan a atravesarse las boleras del Ay, ay de mí, o cosa por el estilo.
La segunda clase de serenatas es un punto más baja que la anterior. El protagonista es tocador del barrio, reconocido por tal en toda la Viña, y con nombramiento en debida forma refrendado por cuantos caseros presiden en bailes de candil. No suele dedicarse esta música a casas ni personas determinadas, solo es privilegio que acostumbra a tener el montañés de la taberna de su devoción ante cuyo postigo acontece de vez en cuando el que se detenga la ambulante comparsa para echar su polo de Tobalo, saludando así a la bota de manzanilla, que es en aquel punto la única señora de sus pensamientos. Camina delantero el tocador tañendo su guitarra con acompasados rasgueos y no menos ufano que pudo estarlo Ecio al entrar triunfante en Roma; media docena de mozas provistas de sendas castañuelas que agitan a compás, marchan alrededor suyo, como las horas en torno del carro del Sol: diez o doce mozuelos y otras tantas hembras de respeto, con la correspondiente garrapata de chiquillos, siguen detrás de la parte artística tocando las palmas en acompasado sonsonete y haciendo a su debido tiempo aquellas significativas exclamaciones que son la indispensable salsa de todo jaleo, mientras los cantadores entonan con voz lánguida y gutural aquella copla que empieza;
Fatigas me dan de muerte*
En no viéndote en un día,
Y demás que todos saben. Pero ¡ay de sus párpados de usted si por sus muchas culpas acierta el diablo a ponerle debajo de sus balcones el estrepitoso tango de que la hablo! Tenga entonces por seguro que no ha de volver a cerrarlos en toda la noche; y que así le dejará dormir como si para eso solo hubiesen nacido todos los jaleadores del mundo.
Réstame querellarme por último de otros enemigos de mi sueño, quizá los más tenaces y molestos de todos, puesto que apenas alcanza a ellos la nocturna autoridad del sereno de mi calle. Hablo de los perros callejeros, y denuncio en debida forma a uno de los de mi barrio, el cual en esta pasada luna se llevó tres noches consecutivas ladrándole a su propia sombra, sin haber forma de hacerle callar un punto solo por más que yo desde mi ventana le dirigía enérgicas interpelaciones acerca de su sinrazón. Alternaba tal cual vez en este tema armando camorra sobre algún pelado hueso del muladar con sus compañeros de festín: gruñianse respectivamente la posesión de aquella roída prenda, y terminaba la cuestión en una lucha fraticida, en la que los mordiscos decidían el pleito, no sin grande algazara de la concurrencia canina, mientras yo, con mis ojos abiertos a guisa de liebre, echaba de menos los tiempos de la pelotilla parricida, y rogaba a Dios con todas veras no por la paz y concordia entre los príncipes cristianos, sino por la paz y concordia de los perros de mi vecindad.- F.F.A.

* Con esta letra se canta el bolero-caña que aparece en el álbum 'Regalo Lírico' de 1819.

domingo, 9 de enero de 2011

5000 visitas y pa'lante

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Celebro que las visitas a este blog de noticias flamenconas haya superado las cinco mil. Significa mucho para mí el interés que suscitan las referencias al flamenco antiguo de Cádiz. Sigo adelante con una que nada tiene que ver con el flamenco (o si) pero me ha parecido curiosa, para celebrarlo. Apareció en abril de 1841 en el diario gaditano El Nacional. Saludos y gracias por los comentarios.
Ventajas del pelo rubio - 1841
Yo no sé porque he deseado siempre ser rubio: tal vez será porque la providencia ha dispuesto que sea moreno; pero precidiendo de esto, yo veo un sin número de ventajas en los rubios, que no favorecen a los morenos.
Un rubio es constantemente mejor recibido en una tertulia que un moreno.
Para un rubio hay tres morenos. El rubio parece que encierra en sí un no sé qué de aristocrático, lo que mueve a las señoras y madres de familia a tratarle con una particular distinción. Cuando un criado entra con un azafate atestado de dulces o lleno de bebidas, desde luego puede apostarse a que va a presentar el homenaje primero de sus sorbetes y merengues a un rubio, gracias a la magnificencia de sus rizos. Hay una opinión generalmente adoptada y es que los cabellos rubios se rizan por si mismos.
Empero sea dicho de paso que los cabellos rubios no se rizan más naturalmente que los negros, y que necesitan como éstos de la cooperación del hierro y del fuego; pero en fin, habremos de pasar por una preocupación admitida, y un error que ha pasado ya a proverbio. Hay que dar un empleo considerable, pues es seguro que el rubio se lo soplará al moreno.
Todos los secretarios de embajada son rubios. Todos los actores jóvenes que representan los primeros papeles son rubios, o les falta poco para serlo. Los poetas elegíacos son rubios. Los mozos de droguería son rubios. Los respetables abuelos y algunos padres no son ni rubios ni morenos; sino que son calvos; pero adviértase que se determinan a ponerse peluca, infaliblemente será rubia y no negra. Parece que un rubio no tiene cosa alguna de las que pueden desagradar en quien no lo es.
Se diría al verle que nunca se emborracha, ni aun se achispa siquiera; que no fuma; una mujer hermosa adorará a un rubio que no gaste sino tilbury, y un moreno necesitaría para prenderla arrastrar un coche con siete mulas de colleras.
¿Qué se ve en los teatros en los sillones y lunetas primeras? Rubios y más rubios. ¿Y en las galerías y en el patio? Morenos. El rubio bulle por todas partes, se le recibe bien en donde quiera, y todos se le sonríen nada mas que por el color de su cabello. En confirmación de los dicho consúltense a las pomadas para teñir los cabellos. Las hay a millares para teñirlos de negro, y ni una sola para teñirlos de rubio. Lo rubio es por su naturaleza inimitable; para poseerlo es preciso haber nacido peinado de este color. El que sea casado ruegue a Dios que le dé hijos rubios, pues puede estar seguro que tendrá por progenitores duques, marqueses y condes aunque él sea el último de los sacristanes de una aldea.

miércoles, 5 de enero de 2011

1807 Castellano nuevo de Cadi Cadi

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En 1807 se montó en la plazuela del Cañón, frente del Villar*, en Cádiz, una exposición de D. Luis Chiappé de 'estatuas de cera' (Piezas Anatómicas). Tras varios días anunciándose apareció en el Diario Mercantil del 30 de diciembre de 1807 la siguiente nota:
EL TÍO CONEJO. Verdadero retrato en cera de este castellano nuevo generalmente conocido en esta Ciudad; se verá con todas las otras en la plazuela del Cañón. Y además se advierte que será la entrada a real de vellón, para que todos puedan disfrutarlo.
Castellanos nuevos fueron miles, sino millones. Aquellos que, por circunstancias de la historia llegaron a estas tierras, procedentes de muy diversos lugares, preferentemente de morería, algunos gitanos, negros curros y otros, poblando de tez morena las ciudades y campos españoles, preferentemente andaluces. Llamados nuevos al tener que pasar un proceso de conversión religiosa. Contribuyeron como el que más a configurar la identidad española. No desaparecieron, los más se integraron, ya son payos, otros muchos hoy se conocen como gitanos.
Cádiz era un buen microcosmos de todas aquella gente. Uno muy conocido por lo que se ve fue El Tío Conejo. En 1829 aparece en la cartelera gaditana el sainete titulado 'El Tío Conejo metiendo la cara en barro', aun en escena en 1854.

*Saludo desde aquí a mis amigos, Alfonso que regenta el bar El Cañón 2, en la calle Rosario, y a Kiko Zamora, dueño del Cañón 1, en la plazuela del mismo nombre.