crónicas flamencas en la prensa de siglos pasados

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viernes, 7 de febrero de 2014

Diario del Carnaval

7 comentarios:
Me piden otro año más que escriba un breve artículo semanal en el Diario de Cádiz. Y he pensado que a alguien le podría interesar leer los que escribí el año pasado. Adoro el carnaval de Cádiz. Ayer tuve la suerte de estar en el ensayo del Selu y sus Pepe Trola preparándose para debutar el domingo. Como siempre espectacular.

Los flamencos más de una vez me han echado en cara que me gusta el carnaval más que el flamenco. Tonteridas de esas hay que escucharlas todos los días, la cruz del musicólogo. Cuando acabe el carnaval de 2014 subiré los cinco de este año.

¡¡NO DOY CRÉDITOOOO!!

Llevo años denunciándolo y no me canso. Y ya que el Diario de Cádiz me brinda esta tribuna, allá va, otra vez: Cádiz tiene tesoros culturales de primerísimo orden que no usa en su propio beneficio. ¿Quién tiene la culpa? Zapatero seguro que no.
El Falla debe ser el único teatro del mundo que no explota como debiera los tesoros de su cultura (flamenco y carnaval, la marca Cádiz.). ¿Creen ustedes que los que ocupan todos los días del año las dos mil butacas de la ópera de Viena son vieneses? ¿O el Concierto de Año Nuevo? ¿O los más de veinte recitales que programan a diario? No. Son espectáculos dirigidos ante todo a los miles de turistas que visitan la capital austriaca. Los vieneses han logrado crear una industria con Mozart y Strauss en la que trabajan cientos de personas. ¡Qué envidia!
Los autores e intérpretes de carnaval han transformado la fiesta gaditana en algo muy diferente al resto. De celebración de la carne ha pasado a ser un espectáculo teatral de primera. Y me pregunto: ¿Por qué no se abre el Falla los días de carnaval? Que ocasión para que los mejores grupos actúen después de la final sin tener que salir de la ciudad. Sé que desde hace un par de años se abre algún día ¿Y los restantes? Doble función pondría yo. Con el paro que hay.
Muchos son los que vendrían de toda España sabiendo que pueden escuchar en el teatro a las agrupaciones, cómodos y sin tener que pelearse con botellonas y orines, que están acabando con el carnaval en la calle. Si hasta el ‘Amoschuchá’ ha derivado en botellón. Habría que promocionarlo en Madrid con lemas como ‘ven a escuchar nuestras coplas’. 

Cualquier ciudad estaría deseando poseer los tesoros de Cádiz para mostrarlos al mundo durante todo el año, su flamenco y su carnaval. Como dice el Gran Jefe Selu: ¡¡¡NO DOY CRÉDITOOOO!!!

CÁDIZ, CIUDAD DE LA MÚSICA

Cuando un músico llega a Cádiz en carnaval, si tiene sensibilidad para apreciar la flor de lo bueno, se sorprende ante la creatividad de sus gentes, la disposición para preparar un repertorio, la soltura para presentarlo en público y el coraje para defenderlo durante la fiesta.
Emociona vivir una ciudad que se prepara durante casi medio año para alcanzar con sus creaciones el aplauso del público. La postal entre octubre y febrero: decenas de gaditanos guitarra al hombro dirigiéndose a los ensayos. Alegra saber que aun existe un rincón donde la práctica musical es cosa de casi todos; excepto los insensibles, que también los hay. Esta ciudad es un paraíso para los artistas. Algo similar se siente al llegar a Viena o La Habana. Lugares tocados por el dedo de Dios para la música.
Cádiz ha sabido poner en música los ideales de un pueblo con vocación universal a través del flamenco y el carnaval. Orgullo de un país donde el canto y el baile propios, desde dos siglos atrás, antes del tsunami anglosajón, ocupaba una buena porción de la industria cultural. Cuando llega el carnaval resurge el talento, calentando el invierno con tangos, pasodobles y cuplés. 
Sin embargo en la calle, y cada año más, se hace impracticable lo que debiera importar al visitante: escuchar con un mínimo de comodidad el repertorio que durante meses han preparado los artistas del carnaval (si, artistas, las coplas no nacen del aire). Aunque cada vez vienen menos a escuchar, ya saben lo que hay, ‘botellas por el aire leré leré’. Ya se canta aquello de: Y en eso llegó decibel, llegaron los ruidosos y tocó gritar, se acabó la diversión, llegó la batucada ¡cachi en la mar!

SI NO ES ESO, SI ES CANTAR

A lo mejor lo he soñado pero juraría haber escuchado en más de una ocasión que el carnaval de Cádiz son dos coloretes y buenas coplas. De ahí que llame la atención lo elaborado de algunos disfraces y escenografías en relación a lo pobre de las composiciones. Mi maestro Antonio Gades, que de arte sabía tela, cuando veía algún espectáculo con exceso de escenografía y vestuario siempre decía: ‘Si no es eso, si es bailar’.
¿El carnaval espectáculo sustituye al ingenio? ¿Síntoma de decadencia? Creo que la sencillez para decir lo más grande debe imperar, el máximo de expresión con el mínimo de medios es la clave, como en el cante. No vale disfrazar una copla de parafernalia si no huele a Cádiz.
En lo que respecta a la música y las letras, muchos grupos, dando coba al respetable, utilizan argucias musicales muy poco de Cai. El arte gaditano no es el de coros con tangos interminables a base de semicadencias (ídem en pasodobles de comparsas y chirigotas); ni el de comparsas con ‘peleas’ entre octavillitas; ni el de miniparodias entre los números de chirigotas, mejores que el repertorio, o aquellas de pasodoble lacrimoso que dijo Yuyu hace unos días; o cuartetos sin ritmo ni rima de ninguna clase. Mientras, los romanceros siguen despreciados por el concurso ¿Porqué no participan en la boca del escenario, con el telón bajado, durante los intermedios entre agrupaciones?
Así y todo es un alivio escuchar que Antonio Martín aun compone pasodoble en 3 por 4, ese ‘vals de Cádiz’ que tanto me gusta, el goyesco que me decía Villegas en referencia a los de Paco Alba, y del que tanto disfruté los años que estuve aprendiendo con mi amigo Pepe El Caja.

CARTA A LA DIOSA MOMÁ

Como este año la diosa de los poetas es la chirigótica Ana López Segovia, y para mí es una Reina Maga, ahí van diez peticiones para este carnaval:

Que se reprenda a quien ose poner música grabada en La Viña. Durante los días de fiesta sólo música en vivo.
Hacer lo imposible para no obligar a las callejeras a estar media hora buscando un lugar lo suficientemente tranquilo para cantar.
Que las agrupaciones contratadas fuera de la ciudad no tengan que pedir perdón.
Que los retretes portátiles sean mas numerosos y mejor repartidos a fin de evitar que se desborde el Orinoco por La Viña.
Dos cosquis a quien no compre el libreto tras escuchar un repertorio.
Que los padres eviten que sus niños se la cojan mortal durante la fiesta y acaben tirados por la calle.
Quienes interpreten tango, pasodoble, rumba o bulería que lo hagan con un mínimo de arte, no vaya a pensar nadie lo que no es.
Cuando el canal Carnaval Geographic esté grabando darle todas las facilidades a su director, productor, camarógrafo, sonidista, realizador y editor Luis Lázaro.
Crear un concurso de ilegales en la Plaza Pinto, sin equipo de sonido. Juanlu Cascana ‘Gordillo de Cai’ nombrará el jurado.
Si alguien se va sin escuchar a los Guatifó, tres cosquis en Puerta Tierra.  Ídem si se pierde la chirigota de Miguel Brun, los del Perchero o la trova a pié de Kiko Zamora. Doble ración de tirones de oreja si no escuchan a Las Niñas y el romancero de Paco Mesa.
Sé que es mucho pedir, disculpe el atrevimiento. Salude a la familia.

SELU’S ELEVEN

¡No es difícil crear un buen repertorio! Meter en música una buena letra. En Cádiz algunos autores logran fundir copla y música en una sola expresión, como los grandes compositores. El maestro (con perdón) de este arte en la chirigota es, en mi opinión, El Selu. Desde mi primer carnaval, el año de Las Viudas, 1994, flipé con Los Titi. Descubrí entonces Los Ricos, Borrachos, Piconeros, Salmonotropos, el Ballet… y ya no le quité oído. Lacios, Enteraos, Pepis…
No se puede congeniar mejor música y letra, gracia y compás. Josemari el Niño, You, Marchena, Paqui, el Gafa, Guancho y el Cuñao, el Gordo, el Largo y Padilla. Ahí los tienen ustedes, recorriendo esos mundos dando auténticos golpes, robando el corazón de quienes les escuchan, los Once de Selu.
Opino, y no soy el único, qué a esta chirigota se le exige en el concurso más que a cualquier otra. En cuanto el jurado encuentra el más mínimo fleco ¡pumba! mete la tijera y baja que te baja. Dicen que está flojo en los cuplés, y yo digo que son mucho mejores que los pasodobles de las chiriparsas. En pasodobles y estribillos suele estar, como dicen en La Habana, por encima del nivel. Y de presentaciones y cuartetas de popurrí podríamos hacer una historia del carnaval de los últimos veinte años.
Un botón: los trabalenguas en las Marujas, aahhh, o el pito de los Cagarrutas o El que vale vale, aaahhh ¿Se habrán hecho más apropiados? Y así podría seguir dos días y sus noches. Para comentar a los Banqueros necesitaría un suplemento y aquí no hay más espacio. 

Gracias al Diario del Carnaval por dejarme esta ventana, ha sido très Jolie.
Publicados en el Diario del Carnaval 2013