crónicas flamencas en la prensa de siglos pasados

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miércoles, 20 de junio de 2012

Tremendo Asombro, lo último de Ortiz Nuevo

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El poeta, actor, escritor e investigador del flamenco José Luis Ortiz Nuevo ha publicado un material espectacular que esperamos que toda la investigación flamenca se haga con él para tomar nota. Lleva como título 'Tremendo Asombro' (Libros con Duende, 2012) y recoge las noticias más flamenconas de los diarios de La Habana. Nos anuncia otro Asombro no menos tremendo tras el vaciado de las hemerotecas mexicanas.
José Luis es un maestro para todos los que nos dedicamos a la investigación de esta música tan nuestra. Parió la Bienal de Sevilla y es autor de obras imprescindibles de la ciencia flamenca. Siempre tuvo tiempo para indagar en el pasado para trazar una historia más creíble de la llamémosla 'oficial'. En 1991 publicó '¿Se sabe algo?, un estudio pionero, acerca de la huella de lo flamenco en la prensa sevillana del siglo XIX. Reveló importantes nombres y hechos que hoy circulan en los escritos de la flamencología. Y como estos días va de la Pepa Vargas, ahí va una extensa noticia dedicada a la bailaora gaditana, extraída de 'Tremendo Asombro'. Gracias maestro.
            PRENSA 10 de Marzo de 1850
                  Buena Noticia Teatral                 
Recorriendo los periódicos de la Corte, hallamos en el titulado El Clamor el siguiente parrafillo que creemos ha de ser leído con mucho gusto por cuantos entre nosotros aman el teatro nacional.
         “La Vargas y Dardalla.- Parece indudable que se han hecho proposiciones a la Sra. Vargas y al Sr. Dardalla por un comisionado del Teatro de La Habana y que aquellos artistas las han aceptado; por lo tanto si no ocurre ningún incidente que altere lo convenido es muy de temer que los asistentes al teatro de la calle de Las Urosas tengan que renunciar muy pronto a las ilusiones del Polo del Contrabandista y a las gracias jitanescas del Tío Macaco.”
         Esto dice El Clamor y la misma noticia hallamos en el periódico titulado La Época quien además nos da los siguientes apuntes biográficos de la célebre bolera, hoy una de las tres más notables de la Península.
         “La Vargas que se ha hecho un nombre célebre entre las bailarinas españolas nació en Cádiz en el año de 1828. A los 11 años de edad bailaba ya con tal gracia y perfección que fue contratada para los teatros de Gibraltar y de Algeciras, y al siguiente año la fama de sus alados pies la llevó a los teatros de Cádiz y Sevilla, donde alternó dignamente con las primeras bailarinas.
         Desde Cádiz, que había sido en aquel año el último punto de su residencia pasó a Santiago y a Vigo, y en 1843 fue ya contratada para el Teatro de Zaragoza. Pasó de aquí a Barcelona, donde se la ajustó de Primera Bailarina en el Teatro Principal, dándose ya a conocer como artista de más aspiraciones en los difíciles y conocidos bailes de la Mutta di Portici y de Roberto, en que los aragoneses (sic) la aplaudieron con entusiasmo.
         De Barcelona pasó La Vargas  a Valencia con el carácter de Primera Bailarina, y allí permaneció las dos temporadas de 1847 y 48. Por entonces llegó también a aquel teatro la inolvidable Guy Stefan y La Vargas ocupó un lugar distinguido cerca de ella, formando un vistoso contraste su gracejo y donaire para los Bailes Nacionales, con la delicadez y sentimentalismo de la Guy.”
         Hasta aquí los periódicos de Madrid que hemos citado. Nosotros debemos añadir que nada se sospechaba en La Habana de semejante ajuste. Pero si son ciertos, si efectivamente llegasen pronto entre nosotros la bolera Sra. Vargas y el actor de carácter andaluz Sr. Dardalla, no podríamos menos de elogiar el pensamiento de cualquiera que los hubiera mandado a ajustar en Madrid para trabajar en La Habana, porque ambos tendrían un éxito loco ante nuestro público.
         La Sra. Vargas, joven, bonita, andaluza y llena de gracia, según la prensa madrileña en general, es la rival de La Nena y de Petra Cámara, que componen la célebre trinidad que ha estado a pique de dar al traste con el juicio de los madrileños alegres de cascos.
         La Sra. Vargas es una notabilidad como bailarina, posee mil encantos reconocidos por cuantos la han visto una sola vez; tiene un numeroso y rico equipaje y ha logrado llamar la atención del público madrileño, entusiasmándole, lo que ya es en verdad un poco difícil y más tratándose de bailes nacionales en que tanto y tan bueno se ha visto.
         ¿Cómo pues será recibida en La Habana la Pepita Vargas si se decide a pasar el charco y aparece en nuestro Gran Teatro con  toa su sal y salero y su ángel y su retrechería andaluza, y sus guardapiés con encajes, y sus guiños y su aire de taco?
         ¿Qué explosión no causaría entre tanto desdichado hijo de Adán, que se muere de purísimo gusto ante el donaire andaluz y las vueltas, traspieses y revoleos de una macarena e Sevilla?
         Respecto al Sr. Dardalla, sabido es que en la actualidad está respetado en Madrid como el primer actor, como el actor cómico para las piezas andaluzas, por su gracia, por su naturalidad, por su rumbo, por su modo de manejar aquel lenguaje todo malicia, exageración y salero.
         Todos los autores de juguetes andaluces han escrito para el Sr. Dardalla, y él solo ha sostenido el interés del público en el teatro cuando se conocía que estaba próximo a decaer. Por tanto el éxito que un actor de carácter andaluz como el Sr. Dardalla consiguiera en La Habana, sería inmenso. Recuérdese el gusto con que siempre se ha recibido al Sr. Ruiz en esas piecesitas sui géneris, recuérdese cuanto se ha gozado con su gracia, cómo se le ha aplaudido, cómo se le ha deseado, cómo se ha conocido en lo numeroso de la concurrencia la noche que se ofreció una piecesita andaluza, la satisfacción con que el público le acogía.
         Indudablemente la venida a La Habana de la Vargas y de Dardalla sería muy beneficiosa para ellos y para quien los hubiera contratado, porque el público acudiría entusiasmado a hacerles justicia. Por lo demás dudamos mucho que salga cierta tal noticia, porque poco a poco se van pasando revista a casi todas nuestras notabilidades artísticas, diciéndose que escriben, que se ajustan, que proyectan, que vienen... y el resultado será que todos se quedarán en su Madrid y nosotros en La Habana con lo que buenamente pueda recoger y reunir  en la isla el señor Argente. Se ha dicho que acaso vendrían a La Habana los artistas siguientes: Matilde Díez, Pepita Palma, la señora Samaniego, Isabel García Luna, Pepita Vargas, Pepe Valero, Julián Romea, García Luna, Dardalla, Florencio Romea...
         Véase pues si eso es algo y más que algo. Excepto el señor Latorre, el señor Arjona y el señor Guzmán, ahí está la flor y nata de nuestros artistas dramáticos, con que si tal saca se hacía de los teatros de Madrid para el de La Habana, en verdad no quedarían muy contento que digamos los señores cortesanos. Desgraciadamente lo más fácil es que después de soñar con tanto lleguemos a despertar sin ninguno.