crónicas flamencas en la prensa de siglos pasados

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domingo, 9 de junio de 2013

Debut madrileño de Pablo Sarasate, 1852

Es sabido que Martín Melitón Pablo Sarasate Nasvascues (Pamplona 1844-Biarritz 1908) tuvo como primer mentor en el violín a su padre, y que tras el traslado con dos años a Santiago de Compostela, y durante sus posteriores estancias en Coruña y Pontevedra tomó clases con distintos maestros.

Las biografías señalan su debut con siete años, en Coruña (1851/52), y suelen afirmar que dicho concierto animó a la condesa de Espoz y Mina a otorgar al niño Sarasate, en 1854, un estipendio para trasladarse a estudiar a Madrid. Sin embargo, como vemos en la siguiente noticia de marzo de 1852, Pablito, con ocho años cumplidos, ya había estado en Madrid; seguramente fue entonces cuando pudo escucharlo la condesa y no en Coruña.


El Clamor Público 20/5/1852

Fue EL VIOLINISTA, situó a España en lo más alto (como hacen hoy Domingo o Paco). Su vena andaluza, como ocurre con Albéniz, es muy notable, destacando el Zapateado, la Playera, las Danzas españolas, los Aires gitanos. Todas apuntan las maneras flamencas que por estos lares los violinistas de nuevo cuño acabaron abandonando, olvidando los recursos expresivos marca cañí.

Recuerdo siendo chaval que había que tocar, sobre todo, Bach, y Vivaldi, Beethoven, Tchaikovsky, Debussy, Alban Berg y el mundo entero. Español lo menos. Hoy han surgido buenos violinistas que flirtean con el flamenco, Bernardo Parrilla, Olvido Lanza, Alexis Lefevre, Ara Malikian, de los que mayor partido sacan al instrumento, herramienta ideal para virtuosos, como la guitarra flamenca.


Itzhak Permal: Aires gitanos op. 20
Jehudi Menuhin: Malagueña op. 21, nº 1  

Una curiosidad, hace una década se me ocurrió mezclar un martinete de Caracol con la Malagueña de Sarasate para la sintonía de un programa que tuve durante unos años en el Círculo de Bellas Artes de Madrid con mi amigo Alejandro Escribano. Este fue el resultado

2 comentarios:

  1. Qué cosa tan linda ese toque de Menuhin! Y bueno el gazpacho que liaste con el Caracol. Sigue, galego, que disfrutamos mucho con tus cosas.

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  2. Menuhin era único, tuve la suerte de conocerlo en Zurich en el camerino de Gades. Me llamó para presentármelo y ¡¡toqué sus manos!! Lo de Caracol no sé ni cómo se me ocurrió hacer tal despropósito pero la verdad es que no quedó mal. Mil gracias Andrés por tus comentarios. Un abrazo

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